Mi pequeño apocalipsis, los trozos de mi corazón llenan la sala. Mi pequeña catarsis, el dolor de limpiar mi alma. Juguetes, caramelos y armas de fuego. Roma en llamas. Y yo aquí sentada en el techo del Empire State, acariciando las nubes. Corazones, sonrisas, lágrimas. Nacemos predestinados, algunos a las sonrisas, otros a los llantos... El caso es saber llevarlo, y tratar de aguantar sin suicidarte el suficiente tiempo para hacer feliz a los pobres desdichados que no se dan cuenta de esta triste realidad.
Querer destruirte no es nada personal. |
Brava!
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