Ya no me quedan versos para ti.

Se me atragantan las emociones, el echarte de menos, odiarte, quererte y la incertidumbre de qué vendrá después. Han sido muchas las noches que tus manos han hecho garabatos en mi ventrículo derecho y mas aún las tardes que nos comíamos con la mirada. Y míranos ahora, tan cobardes, tan desquiciados por el roce de otros labios.

No voy a olvidar tu voz susurrándome aquella canción.

 Y pasaron los años y en mi cajón yo sigo viendo tu ropa,

cada vez que te extraño le doy un beso al JB de mi copa,

que no se equivoca, que no me abandona, que no me hace

daño como tú.